Ellas

Carmen no pide el retorno
ha esperado este día por años
su vida fue, en algún tiempo perdido ya
un fastidio más del universo
(destino)
la nosoledad ahora llega
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La tierra del camino era pedregosa,
las llantas de los autos lo sabían.
Ximena solía correr por ellas
jugar a esquivarlas
nunca lo lograba
cada día un raspezón más
y el regaño de mamá.
Como ella nadie
niña o niño
el cerco de madera dura
que rodeaba el pueblo
no fue más un reto de una sola vez.
Los corazones le son infinitos.
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La ciudad es una selva perdible
perdida
almas se ven y no,
conviene pensar en nada
sentirlo todo.